Agua o "Chimi": La historia de un highliner que disfrutó la vida.

Imagina la oportunidad de conocer a un ser sencillo, humilde y apasionado. Una de esas personas que te cuesta olvidar. Más cuando una decisión, en un breve momento de descuido, nos hizo entender la vulnerabilidad y la fragilidad de la vida.

¿Alguien quiere Chimichurri? Sólo esa pregunta, mientras comían empanadas él y sus amigos, luego de un entrenamiento en la carpa del circo Artémis ocasionó que le pusieran su segundo apodo. "El Chimi" Felipe Ossa era todo un personaje. Llenito de confianza, todos los días, trabajaba con su madre repartiendo el sabor de las sopas de Medellín, un sazonador único que hacía y distribuía con todo el amor para que los paisas y los turistas disfrutaran del almuerzo. Joven, impetuoso e incluso a veces, algo irrespetuoso. Como todos nosotros en la juventud, enseñó a todos el valor de ser solidarios.

Artemis, fiel amigo de él me cuenta esta anécdota que le escuchó a Felipe González o Felipe Beer, como los amigos lo conocen. En alguna ocasión Felipe se encontraba con un terrible dolor de estómago estando en la playa y algún parcero, por ahí le dijo que tomara agua de mar. El loco agarró una botella, se fue al mar y se puso a recolectar agua. Se la tomó todita y después de un rato estaba diciendo que se había curado. Recolectó como 6 botellas más y se las llevó hasta Medallo, después del viaje.

Estando en Medellín cada que alguien tenía una dolencia el sacaba agua de mar y la mostraba como la solución a todos los problemas. Si tiene dolor de cabeza, agua de mar. Si le duele el estómago, agua de mar. A todo le echaba agua de mar. Un día estaban los parceros reunidos y salió Felipe con el cuento de nuevo, bueno, dio papaya para un nuevo apodo. Así le pusieron "Agua de mar" El nombre artístico de uno de los highliners más talentosos de Colombia.

Además de ser highliner este deportista practicaba más deportes. Escalada, circo y frisbee. Mejor dicho, a donde llegaba se armaba la fiesta, pues en su bicicleta, cargaba una cantidad tremenda de juguetes. El juego era lo que más le movía y lo que lo motivaba a ser tan solidario, compartir y divertirse.

El juego como herramienta de construcción de pensamiento. El juego visto como la solución al dolor de la violencia y la indiferencia del mundo. Esa era la visión de Agua, Del barrio Campo Valdez y Manrique, el espacio donde creció y se formó, pudo salir un ser violento, pero con él todo fue distinto, Felipe fue un ser mágico, repleto de talento y valores.

A este ser de fluidez le encantaba el fuego. Lo aprendió a manipular y para todo lado llevaba antorchas. El fuego, tiene una facultad. Si este se trata con mesura calienta, si se atiza mucho, se extingue rápido. La llama de "Agua" se apagó pronto. Pero su legado trasciende en cada uno de nosotros. No fue un error técnico lo que lo hizo caer esa trágica tarde, fue el vacío y el exceso de confianza, que cuando se apodera de nosotros, nos puede dejar una fuerte carga. El free solo es la vida y por ello, la moraleja de esta historia, un poco corta, como el paso de Felipe es simple. Si bien es cierto, el deseo de ser más grandes nos acerca a la gloria, el no medir los riesgos, nos llena de cargas.

Hay una reflexión hermosa detrás de estas palabras. Si decides atenderlas y practicas algún deporte extremo, de seguro podrás enriquecerte .Al momento de extinguirse la llama del "Chimi" Felipe Ossa, nació la responsabilidad nuestra de hacer del slackline y el highline una práctica segura y enriquecedora. La invitación que hago, como escritor de esta columna de opinión nace de una frase de Heráclito, "Nadie se baña dos veces en el mismo río" Si bien es cierto nuestras vidas, no han vuelto a ser las mismas desde ese momento" Podemos hacer que cada día sea algo mejor. Si el sol sonríe, devolvamos la sonrisa y recordemos al mejor amigo de muchos Agua de mar, el Chimi, Felipe o como le llamen a este, el mago de las alturas.

Fotografías: Archivo Artemis