La mujer que desafía el abismo: Edani Castilla y la cuerda invisible que une a un país
- Mario A. Venegas Borrás

- 29 may
- 2 Min. de lectura
Cuando Edani Castilla camina suspendida sobre el vacío, no desafía la gravedad: desafía las narrativas. No es solo su cuerpo el que avanza en equilibrio a cientos de metros de altura, sino la historia misma que, por generaciones, ha relegado a las mujeres al margen de los deportes extremos.
Nacida en Bucaramanga, formada en diseño industrial, Edani descubrió el slackline entre árboles universitarios y lo transformó, con disciplina feroz, en una vía aérea hacia el reconocimiento internacional.
Cruzó el Cañón del Chicamocha descalza y con vestido largo.

320 metros de línea tensa sobre un abismo de 350. No fue un espectáculo, fue una declaración. En ese gesto se condensó una visión distinta del deporte: más allá del músculo, está la estética; más allá del riesgo, la voluntad; más allá de lo individual, el símbolo.
Edani no camina sola: su equilibrio es el de todas las que vienen detrás.
Hoy, está lista para representar a Colombia en el Campeonato Mundial de Highline en Francia. Será la primera mujer colombiana en hacerlo. Pero el país aún no ha decidido si la acompaña.

El highline no es solo un deporte; es una pedagogía del riesgo calculado, del autocuidado, de la confianza depositada en los nudos y en los otros. Y, como toda disciplina emergente, necesita rostros que inspiren, historias que emocionen y respaldos que legitimen. Edani encarna todo eso.
Su trayectoria no es improvisada: ha cruzado líneas en Argentina, Chile, Perú, Ecuador. Ha afinado técnica, cuerpo y mente en geografías tan diversas como las preguntas que la impulsan.
Apoyarla no es un acto de caridad, es una inversión de país. Un país que desatiende a sus talentos está condenado a verlos triunfar en silencio o en el exilio.
Un país que comprende el valor de la representación cuida a quienes lo elevan, incluso cuando lo hacen de puntillas sobre una cuerda.

Desde el Centro de Slackline Colombia hacemos un llamado abierto a empresas, fundaciones, instituciones deportivas y culturales: esta es la oportunidad de formar parte de algo más grande que un logro personal. Es un gesto de confianza en el talento nacional, en la equidad de género y en el valor simbólico de elevarnos por encima de lo acostumbrado.
Edani Castilla no solo desafía el abismo. Lo convierte en puente.
Y ese puente, si lo sabemos cruzar juntos, puede cambiar la historia del deporte colombiano.











































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