Editorial: Cuando el viento une a la gente, la cooperación puede sostenerlo todo
- Mario A. Venegas Borrás

- 15 oct
- 4 Min. de lectura
El 27 de Septiembre de 2025, en el Parque Recreo Deportivo El Salitre, Bogotá amaneció distinta. Treinta y ocho atletas trazaron con sus pasos sobre la cinta una historia de equilibrio, cooperación y esperanza. El “Pacto del Viento” no fue solo un torneo: fue una declaración colectiva de que los deportes alternativos pueden —y deben— ser una fuerza de transformación social. Bajo un modelo de autogestión total, sin financiación estatal ni fines comerciales, el evento reunió a cerca de 110 personas entre deportistas, público y voluntarios. Y aun así, el resultado fue equiparable a un certamen profesional, tanto en logística como en impacto simbólico.
El torneo tuvo un costo real de $2.361.000 COP, pero su valor equivalente —si se midiera con estándares comerciales— superó los $16 millones. Esto fue posible gracias a un modelo de economía social y circular: el 86% de los recursos provinieron de aportes en especie, voluntariado, alianzas solidarias y capital simbólico. El ahorro logrado, de más del 76%, demuestra que la cooperación sigue siendo una de las formas más poderosas de gestión sostenible.
En palabras simples: Cuando una comunidad decide actuar, el dinero deja de ser la medida de lo posible. Ese es la primera premisa de este pacto; Si el valor de un evento depende del dinero, entonces pocos pueden hacerlo y, si el valor depende del compromiso, entonces todos pueden construirlo. Por lo tanto, el equilibrio comienza en la voluntad, no en la cuenta bancaria y se comparte para generar riqueza y prosperidad en el futuro.
Los datos confirman lo que el viento susurraba: 38 atletas y 11 miembros de staff voluntario; 16 entidades cooperantes; 100% de acceso gratuito; 40% de participación femenina en el staff; valor económico gestionado de más de catorce millones de pesos. En términos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el torneo alcanzó un 91% de cumplimiento global, destacando los ODS 3, 5, 10, 11, 12 y 17: salud, igualdad, reducción de desigualdades, ciudades sostenibles, consumo responsable y alianzas. Estos logros son más que cifras: son pruebas de que la cooperación no solo ahorra dinero, sino que genera tejido social, cultura y bienestar.
Durante tres meses, la estrategia comunicativa alcanzó más de quince mil visualizaciones digitales y cinco mil interacciones, además de notas en medios y presencia en prensa libre. El registro audiovisual, los pines conmemorativos y las medallas fueron parte de una estética que hizo visible una ética: la de los cuerpos que desafían el suelo para recordarnos que el equilibrio también se aprende cayendo. Si el equilibrio se aprende cayendo, y el caer es parte del juego, entonces el error no es fracaso, sino camino. Por consiguiente, todo camino compartido se vuelve comunidad.
El Pacto del Viento consolidó un modelo replicable de sostenibilidad urbana, cultural y deportiva. Su éxito no radica en el espectáculo, sino en la reciprocidad: lo que se dio en tiempo, afecto y compromiso regresó multiplicado en cohesión social y sentido de pertenencia. La gestión fue, literalmente, un acto de equilibrio colectivo, pues, en ese desafío de balance, el deporte alternativo mostró su verdadero potencial: No como pasatiempo, sino como estrategia de salud pública, educación emocional y construcción de paz. Si nuestro cuerpo es territorio, y el equilibrio es política, entonces cada salto es una forma de resistencia y de resistir juntos. Es la forma más elebada de arte.
El espíritu del viento no se detiene. En Noviembre, Bogotá vivirá Distrito Alternativo, un encuentro donde convergerán el slackline, el flatland, el hula hoop, capoeira, picketball y otras disciplinas que —como el viento— rehúyen el encierro mientras reivindican el cuerpo y el buen uso del tiempo libre. Este evento será la continuación natural del pacto: una celebración del movimiento, donde la creatividad y la ciudad sostenible cobrarán protagonismo. Una invitación abierta a participar, a mirar el deporte desde la diversidad y a entender que el equilibrio no se conquista: Este se comparte.
En tiempos donde el éxito se mide en cifras, el Pacto del Viento recuerda que hay otras métricas posibles: las risas compartidas, las caídas superadas, los abrazos después de la línea. Porque el viento no tiene dueño, pero sí tiene cómplices. Y todos los que estuvieron ese día —atletas, artistas, espectadores y soñadores— firmaron con el cuerpo un pacto silencioso: seguir equilibrando el mundo, una cinta a la vez.
¿Quieres ser parte del próximo capítulo? Súmate al Distrito Alternativo y descubre la nueva ola de deportes urbanos y alternativos que están transformando Bogotá. Inscríbete en el portal ciudadano de la página del distrito. No olvides decir que eres parte de la comunidad de slackline y expresa tu interés de participar en nuestra página web https://portalciudadano.idrd.gov.co/usuarios/registrarme
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